FREDDY MERCURY Y SU SECRETO FINAL

Novedades 24 de noviembre de 2020 Por Ma. Emilia López
Mary Austin conoció a Freddy en 1969. Vivieron juntos seis años y se separaron cuando él le confeso que era homosexual. El artista la consideró su esposa hasta en su testamento y encomendó su último deseo. A 29 años de su muerte, la intimidad de un amor único
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Era capaz de sacar del tacho de basura el tubo de pasta de dientes a medio terminar y decirle: “Lo tenés que usar hasta el final. No podés derrochar así las cosas, Freddie”. “Pero soy el tipo más rico del mundo”, se quejaba él. “No me importa, lo tenés que usar hasta el final”, le decía ella. 

Lo cuenta la escritora Lesley-Ann Jones, que participó de varias giras de Queen en el pico de popularidad de la banda, en los ochenta, para describir como solo una persona el mundo, Mary Austin, se atrevía a decirle la verdad y hasta a "mandonear" a la mega estrella que era entonces Freddie Mercury.

Mercury le declaró su amor a Mary Austin dedicándole una canción que se convirtió en himno a través de las generaciones: Love of my life (1975). No importó que su noviazgo solo durara seis años (1970-1976), la incondicionalidad de su relación trascendió la muerte del cantante, de la que hoy se cumplen 29 años.

Mary, a quien Freddie se refirió siempre como su esposa aunque nunca se casaron, es la única guardiana del último deseo ,y el último secreto, del líder de Queen: EL DESTINO FINAL DE SUS CENIZAS.

Solo a ella podía confiarle esa misión que lo atormentaba. No es un dato inesperado. Mary había sido la primera en saber que él tenía VIH: conoció los resultados aún antes que el propio músico.

Mary contó que mantuvo por dos años la urna con los restos de Freddie en su cuarto de la mansión Garden Lodge de Kensington, valuada en 22 millones de dólares, que le legó su gran amor junto con la mitad de sus bienes y un porcentaje de los derechos de autor de la banda.

“Fue difícil encontrar el momento. No quería que nadie sospechara que estaba haciendo algo fuera de lo normal. Una mañana simplemente me escabullí de la casa con la urna. Tenía que parecer un día normal para que nadie sospechara”. Unos días antes había llamado a sus padres, Bomi y Jer Bulsara, a una ceremonia íntima en Garden Lodge en memoria de Freddie. Pero ni siquiera ellos supieron cuál sería el destino final de las cenizas de su hijo.

 “Nadie nunca sabrá dónde están enterradas porque ese fue su deseo”, expresó Mary.

 “Todos mis amantes me preguntan por qué no pueden reemplazar a Mary, pero es simplemente imposible. Es la única amiga que tengo, y no quiero a nadie más. Para mí es mi esposa. Para mí fue un matrimonio. Creemos el uno en la otra, y eso es suficiente para mí”, dijo por su parte  Freddy en una entrevista.

 “La voy a amar hasta mi último suspiro”, expresó Freddy. 

Mary fue un apoyo incondicional en esos últimos días del cantante antes de aquel 24 de noviembre de 1991 que enlutó al mundo. Había planeado envejecer con ella, pero la intensidad electrizante de su voz se apagaría apenas a los 45 años. Por esos días fue cuando Mercury le reveló que tenía pensado dejarle la mansión en la que Mary vive hasta hoy, a sus 68 años: “Si las cosas hubiesen sido distintas, vos serías mi esposa y todo esto sería tuyo de todas formas”.

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