Se separaron en Argentina, se reencontraron en Sydney y ahora recorren el mundo con su hija

Novedades 06 de marzo de 2020 Por Prensa
Analía y Gustavo son una pareja argentina oriunda de Los Cardales, provincia de Buenos Aires. Un buen día, ella abandonó su vida laboral para dar la vuelta al mundo y él no se animó. La vida quiso que coincidieran en Sydney y el amor pudo más. Ahora, recorren el mundo acompañados de su pequeña hija.
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“Ninguno de los dos habla chino. Tardamos más de una hora para hacernos entender y comunicarnos en Beijing. Queríamos un test de embarazo porque yo tenía un atraso de semanas. Lo logramos comprar y el test dio positivo”, recuerda Analía López desde Barcelona, en una entrevista con el medio Infobae. En sus brazos lleva a Ekaterina (de un año y medio) y, a su lado, su marido Gustavo Mining están a punto de salir hacia una nueva aventura: conectar España con Eslovenia en auto.

Analía inicio su travesía en 2015, tras dejar a Gustavo luego de más de 10 años de pareja. “No logramos alinear nuestros deseos y nos separamos... entonces saqué una visa de un año para poder viajar y trabajar en Nueva Zelanda… él se quedó trabajando en Campana”, afirma.  

Una vez terminado el período de la visa planeó su regreso a Buenos Aires, con escalas previas en Costa Rica y Nicaragua. “En Cardales me reencontré con Gustavo, me dijo que ahora sí quería viajar y pensamos la manera de hacerlo juntos. Mientras se decidía, me fui a Australia. A los seis meses apareció en Sidney", confirma la madre de Ekaterina.

Reconciliados, idearon su primera aventura juntos: el tren que hace la ruta transiberiana. Antes de salir, la vida los sorprendería. “Como tenía un atraso, me hice un test…”.

Con un hijo en camino, la pareja trotamundos dudó en seguir con el recorrido, que atravesó casi 10.000 kilómetros y se extendió por dos semanas. Tras hablar con obstetras de Argentina y tranquilizar sus dudas, dejaron China para llegar a Mongolia, donde se sometieron a más controles prenatales con el lenguaje de señas como idioma universal. 

Conocieron Rusia y al llegar a San Petersburgo, ya de 15 semanas, emprendieron la vuelta a casa. “En Buenos Aires nos enteramos el sexo, era una niña. Elegimos llamarla Ekaterina (Catalina en ruso) por lo que representaba todo el viaje transiberiano. En casa descubrimos que la abuela de Gustavo se llamaba Catalina, todo cerraba”.

Ahora la pequeña Eka, como le dicen sus papás, ya cumplió un año y medio. Con hambre de destinos desconocidos, esta familia está lista para un nuevo periplo. "Nos animamos a ir más lejos. Sacamos un pasaje low cost a Barcelona y en unos días salimos a la ruta en auto”. El itinerario los llevará por los países de la ex Yugoslavia. Allí van a probar la modalidad del housesitting, cuidar una casa a cambio de alojamiento. 

“Tenemos un presupuesto de 50 dólares diarios. Las paradas serán más largas por la rutina de Eka, necesita dormir, comer, jugar”, informa Analía.

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